La sala de prensa se evacuó en segundos. La conmoción se contagió como una epidemia y empezó el via crucis. Todos los pilotos regresaron a la calle de boxes. La bandera roja era una mala señal. Poco después voló de boca en boca que la prueba se había cancelado. "Todo el equipo médico está intentando ayudar a Marco", fue la justificación. La gravedad salpicó de gritos y carreras los alrededores de la clínica de Sepang. Adentro, el equipo médico se dejó las manos y la sabiduría para que Marco no se marchara.
Pero se marchó. La rueda de prensa la ofició Michele Macchiagodena, director médico del campeonato. "Estoy muy triste de estar aquí para anunciar la muerte de Marco Simoncelli, un amigo. A causa de la fuerte caída durante la carrera y de ser golpeado por varios pilotos ha presentado un trauma severo en la cabeza, el cuello y el pecho. Según el equipo médico, cuando llegaron al lugar del accidente, estaba inconsciente. En la ambulancia se le practicó una CPR (resucitación cardiopulmonar) y se le oxigenó con una mascarilla de laringe.
Cuando llegó a la clínica, fue intubado para intentar sacar sangre del tórax y la resucitación continuó durante 45 minutos para ayudarle a sobrevivir. Desafortunadamente no fue posible y a las 16.56 lo declaramos clínicamente muerto".